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En el último lustro la calabaza ha ido sumando nuevos adeptos con crecimientos de consumo interanuales del 15%. Su superficie también se ha elevado considerablemente pasando de unos pocos centenares de hectáreas hace década y media, a superar en la actualidad en la Península Ibérica las 4.000 hectáreas.
Proyecto Love Klabaza
Todo lo anterior viene empujado por un aumento del consumo en consonancia con el auge de los alimentos saludables y las dietas basadas en frutas y verduras. Para impulsar esta dinámica nacía hace un año el proyecto Love Klabaza que aglutina a productores de España y Portugal con el respaldo de Sakata. Esta semana en la región de Murcia este proyecto se ha consolidado con la celebración de la Butternut Conference II.
El evento contaba con visitas de campo a la estación de Sakata en San Javier y posteriormente con una mesa de debate con productores, comercializadores y distribuidores, bajo el epígrafe ‘Duplicar el consumo de calabaza en Europa’, y con el broche final del chef Rodrigo de la Calle que mostraba en un showcooking las muchas posibilidades culinarias que ofrece la calabaza.
Visita de campo en San Javier
En el centro de investigación Joaquín Navarro, responsable de desarrollo de cucurbitáceas de Sakata, atendía a asistentes de toda la cadena para explicarles cómo la evolución varietal permite más meses de almacenaje en perfectas condiciones que se traduce en un suministro todo el año de calabaza de origen nacional.
Variedades como Ariel y Pluto acaban en febrero, pero la campaña se prolonga con la variedad Estrella, evitando la necesidad de traer producto de Sudáfrica y Argentina para atender a los estantes de los supermercados.
La irrupción de Estrella hace varias campañas ha permitido desestacionalizar el consumo de calabaza, y ahora Sakata en lo que trabaja es en obtener nuevas variedades que conservan esas cualidades de calendario y conservación de Estrella y que incorporan más resistencias y algún puntito más de Brix.
“Estrella cambió el mercado”, expresaba Joaquín Navarro, “si el tiempo de almacenaje de otras variedades está en unos 6 meses, con Estrella se suman otros tres más llegado a los 9 meses. Es un valor añadido muy relevante”.
Los programas de mejora de Sakata en calabaza se centran en el color a nivel interno, naranjas intensos; en seguir mejorando la poscosecha y la dulzura, y en responder agronómicamente con paquetes robustos de resistencias.
En España la producción se reparte en diferentes áreas, como Murcia, La Mancha, Sevilla, Cádiz y algunas zonas de Cataluña. Se suele recolectar desde finales de agosto hasta mitad de octubre, empezando a continuación el período de almacenaje en el que hay que evitar golpes y temperaturas inferiores a 2º, ya que bajo ese rango la piel se dilata y por efecto de la humedad se desarrollan hongos. Además, carnes más densas, como las de Sakata, ayudan a mejorar la poscosecha.
Desde productores de Portugal a consumidores ingleses
Esta Butternut Conference II ha reunido a los principales productores ibéricos, entre los que se encontraban los portugueses VGT que cultivan coles en invierno y calabazas en verano, entre ellas la variedad Ariel.
Gonzalo y Pedro nos contaban que producen en 300 hectáreas en Portugal con un volumen anual que alcanza los 10 millones de kilos. “El 92% a exportación”, detallaba Gonzalo, nombrando después a Inglaterra, Alemania y Holanda como los principales destinos.
Presentes también una delegación británica y otra española de Barfoots. Francisco del Cura nos decía que producen en España en Sevilla y en Murcia.
Sostenible y saludable
Y de la región de Murcia distintos productores, entre ellos SAT San Cayetano, que cultiva 100 hectáreas con un volumen de 7 millones de kilos. El director general Pepe García participaba en la mesa de debate – junto a otros panelistas de empresas como Surinver, Vicente Peris, Consum y otros compradores y consultores – y destacaba el carácter sostenible de la producción de calabazas frente a otros muchos alimentos con una huella ambiental muy superior a la de esta hortaliza. Así, la producción de un kilo de calabaza apenas suma 672 gramos de CO2.
La mesa de análisis pivotaba en torno a varios ejes, entre ellos la sostenibilidad y la salud, compañeros de viaje de la calabaza.
Javier Bernabéu, gerente de Sakata Seed Ibérica, conducía el debate y las conclusiones las resumía en varias ideas clave: “Comunicar las propiedades nutricionales de la calabaza, que sea fácil de usar (conveniencia), reforzar la posición en el lineal y hacer un mayor esfuerzo en comunicación porque la calabaza es sinónimo de salud”.
Ana Rubio