Sin inauguración oficial ya que la pandemia y los Estados de Alarma lo hicieron imposible, pero funcionando con una previsión esta campaña que rondará los 15 millones de kilos. El almacén de orgánico de Coprohníjar es una realidad con un rótulo grande en su fachada que recuerda que todo lo que se hace en estas nuevas instalaciones es BIO.
Visitamos el almacén a mediodía en compañía del presidente Juan Segura. Es la hora de la comida, así que el siguiente turno del manipulado no vendrá hasta dentro de un par de horas. Tenemos un almacén de 15.000 metros cuadrados para recorrer junto a un agricultor con el que conversamos sobre los retos futuros de esta cooperativa que fue pionera a principios de la década de los 90 en integrarse en la cooperativa de segundo grado que conocemos como Anecoop.
“Fuimos los primeros en Almería en hacerlo, y creo que el balance ha sido muy bueno porque con Anecoop llegamos a sitios impensables a los que no podríamos ir solos, ya que Anecoop tiene sucursales en muchos países”, comenta el presidente de Coprohníjar, que forma también parte del consejo rector de la cooperativa de cooperativas que es Anecoop.
En los últimos años el volumen de producto comercializado por Coprohníjar a través de Anecoop se ha incrementado en dos dígitos, casi un 20% más, según Juan Segura, suponiendo en la actualidad en torno al 52% de todos los kilos de esta cooperativa almeriense ubicada en el campo de Níjar. Por ejemplo la totalidad de la sandía que hace Coprohníjar se vende a través de los canales de comercialización de Anecoop con marcas como Bouquet. “La sandía es un cultivo muy importante para nosotros, de hecho en su momento introducimos la sandía rayada que aquí no se conocía”, recuerda el presidente.
200 hectáreas en ecológico
Hablamos sobre los motivos que han llevado a Coprohníjar a levantar esta moderna infraestructura que ha supuesto una inversión de 8 millones de euros. “Hace 6 años apenas teníamos 5 hectáreas de ecológico, pero en los últimos años ha ido creciendo la superficie y hemos querido separar físicamente el convencional del ecológico. Para ello hemos tenido que construir estas instalaciones donde el 100% es bio”, explica.
Efectivamente en muy pocos años Coprohníjar ha ido multiplicando su superficie ecológica, de apenas 5 hectáreas al año siguiente fueron 10-15 has, después entre 40-50, un año más tarde se superaron el centenar de hectáreas, a continuación se llegó a las 180 has y este año ya son dos centenares, que se incrementarán el próximo ejercicio cuando pasen a eco las actualmente en conversión.
Traducido a cultivos, Coprohníjar suma 40 hectáreas de pimiento ecológico, principalmente california (no hace pimiento en convencional); más de 20 hectáreas de calabacín bio; 12 hectáreas de pepino tipo Almería; media docena de hectáreas de berenjena; y el resto, hasta completar las 200 hectáreas, es tomate, siendo éste ampliamente el principal producto ecológico de Coprohníjar.
Pese a la pérdida de superficie que ha sufrido el tomate en el campo de Níjar en las últimas campañas, Coprohníjar sigue apostando por este producto identitario de esta comarca, tanto en bio como en convencional. En ecológico hacen tomate pera, rama y cherry, en este caso redondo, cherry tipo pera y de colores (chocolate, naranja, amarillo y rojo).
De hecho, muy cerca a estas instalaciones de San Isidro la cooperativa dispone de finca experimental, hay una hectárea destinada a probar y ensayar nuevas variedades de tomate.
En realidad todos los centros de Coprohníjar están en un radio de acción de muy pocos kilómetros, todo en San Isidro, desde su tienda o almacén de insumos, pasando por su finca experimental, sus instalaciones de convencional y las nuevas de ecológico situadas enfrente de las primeras.
Bio Coprohníjar nace con una previsión de unos 15 millones de kilos, pero estas nuevas naves tienen capacidad para 30 millones de kilos, duplicando el volumen actual, en previsión al crecimiento que se espera en los próximos años en el segmento ecológico.
Retos y fortalezas
En presencia de un agricultor experimentado y curtido como Juan Segura la pregunta sobre los retos y fortalezas del sector es inevitable. “La competencia de países terceros es muy preocupante y lo vemos en lo que está ocurriendo en tomate”, reflexiona, “el equilibrio de la pizarra en la agricultura almeriense es muy importante porque si esos productores de tomate se van masivamente a otros cultivos como pimiento o calabacín el equilibrio se pierde”.
Otra gran preocupación es el aumento de los costes de producción: “Lo sufrimos en todo”, esgrime, “fertilizantes, envases, fitosanitarios o energía, así que los márgenes de rentabilidad están al límite y a veces incluso en negativo”.
Como fortaleza del campo almeriense Juan Segura recuerda el propio carácter del agricultor, su idiosincrasia o esa palabra en auge hoy día llamada resilencia: “A Almería la han intentado tumbar muchas veces, pero nunca ha sido posible. Tenemos esa fuerza y capacidad de adaptación a todo lo que venga y seguiremos en pie”. Y añade: “Eso sí, necesitamos más apoyo de nuestros representantes, sobre todo en Bruselas, donde se deciden las cosas que luego nos afectan».
Por último, antes de despedirnos, Juan nos muestra la App de Coprohníjar que sirve para comunicación interna de los agricultores de esta cooperativa, creada en 1988, hoy día con 160 socios más otros 40 agricultores colaboradores.
Una aplicación móvil donde el agricultor puede consultar previsiones de la semana, entrada de producto, estadísticas y comparativas, pizarra de precios, facturas y liquidaciones (incluidos los suministros) o comparativa entre cultivos, entre otras herramientas de utilidad.