Las redes sociales agrícolas se llenan hoy de mensajes positivos en torno al Día Mundial de la Agricultura. Bravo, bien hecho; sin embargo, son las redes sociales de empresas y entidades vinculadas a la agricultura, no así Facebook, Twitter o Instagram genéricos, tan solo los vinculados al mundo agro. Así que la batalla está en conquistar a la sociedad en su conjunto, no solo al sector que bien conoce la importancia de la agricultura, sino más bien a aquellos ajenos al terruño. Y tal vez el mensaje para ganar interés y adeptos sobre lo rural radique en explicar la soberanía alimentaria. Quizá sea uno de los mejores argumentos.
Soberanía alimentaria significa poder hacer una ensalada de tomate sin riesgos, con garantía de inocuidad alimentaria, la seguridad que da el cultivo en España, es decir, certeza de que está producido sin usar ningún producto perjudicial para el consumidor.
Soberanía alimentaria significa también poder exprimir un zumo de naranja valenciana o andaluza, sin depender de que llegue en contenedor de Sudáfrica; poder comer melón de La Mancha sin esperar productos de ultramar; berries de Huelva y no de Marruecos; hacer la paella con arroz de la Marisma de Sevilla, de Extremadura o de la Albufera valenciana y no de Tailandia; significa comer patatas y cebollas españolas y no venidas en bodega de cualquier continente; espárragos de Navarra y no de Perú; limones de Murcia y no de Argentina; o fruta de temporada, ya sea de pepita o de hueso, de Aragón, Cataluña o Extremadura, y no de Europa del Este. La lista sería interminable. Con los anteriores ejemplos es suficiente.
¿Es consciente el consumidor de lo importante que es tener garantía de lo que se lleva a la boca? Nada comestible surge por generación espontánea en el lineal de un supermercado, en el estante de una frutería o en un mercado de barrio. Detrás está el mundo rural, hombres y mujeres de la agricultura que hacen posible alimentarnos a diario y lo más importante, hacerlo con seguridad.
Si perdemos la soberanía alimentaria, nos seguiremos alimentando; pero de terceros países y perderemos la trazabilidad de aquello que entra en nuestro estómago. Perderemos la certeza de a quién compramos. Digeriremos, pero sin garantía. ¡¡Y entonces vendrán las madres mías!!
La seguridad y la salud del consumidor empieza defendiendo a nuestros agricultores.
Por favor valora cambiar este titular, esto parece puro comunismo cubano. Donde la soberanía alimentaria y todas las demás soberanías han sido solo 60 años de hambre, miseria, destrucción y propaganda..
¡Buenos días, Ángel!
Nada más alejado de la realidad. Soberanía alimentaria significa no depender de las producciones de terceros países, extracomunitarios, para poder alimentar a un país. Precisamente la presión de esos terceros países está arruinando a nuestros agricultores, desde Almería a Cataluña pasando por Valencia, desde Navarra hasta Galicia, o desde Huelva hasta Don Benito, y así por toda España.
Cada vez más el producto de países fuera de la UE está apretando más a los productores nacionales, reduciendo la rentabilidad del agricultor español a la mínima expresión en muchos casos. La soberanía alimentaria es tener capacidad para no depender en algo tan básico como los alimentos del arbitrio de otros países. Es una forma de respetar la figura del productor nacional defendiendo su buen hacer. Tema de plena actualidad.
Me gustaron mucho las fotografías que contiene el artículo.
Gracias por compartirlas.