Si echamos la vista atrás podemos observar pasos que han jalonado el avance de nuestra agricultura. El paradigma de estos últimos hitos fue la introducción del control biológico de plagas en un momento crucial cuando Almería se enfrentó a un cambio de modelo en cuestiones de protección vegetal. Otros avances han supuesto cambios más progresivos, pero también irreversibles, la estructura de raspa y amagado, la técnica de la solarización y en su día la llegada del riego por goteo.
Estas innovaciones han nacido en laboratorios de empresas o universidades y a continuación el uso por parte de los agricultores ha refrendado su interés.
Ha habido pocos cambios sobre el sistema de suelo enarenado desde su inicio. El deterioro de los suelos cultivados es un proceso paulatino que no genera una extrema urgencia, pero muchos invernaderos ya acumulan 30, 40 campañas de apelmazamiento, de sales, de contaminación y finalmente de pérdida de productividad.
La materia orgánica es parte fundamental para mantener la salud física y química del suelo y su aplicación no se encuentra resuelta. El estiércol es un producto heterogéneo, de origen variable, en muchos casos con alta conductividad y elevado contenido en sodio. Y su manejo dificultoso. Eso ha hecho que su uso termine decreciendo y el agricultor esté buscando alternativas más eficientes.
Desde hace dos campañas se ha introducido el uso de lignito como nueva fuente de carbono orgánico. El carbón mineral por sí es inerte y no tiene utilidad agrícola pero un sencillo tratamiento industrial lo convierte en un material de excelentes prestaciones.
Comercializado como Novihum procede de una investigación de la Universidad de Dresde sobre la fracción orgánica permanente de los suelos. Tiene la ventaja de su alta concentración en material húmico (95% sms), lo que permite utilizar cantidades reducidas y además de ser un producto estable, no contiene sodio y está limpio de contaminantes.
El futuro pasa por unos invernaderos con mayor contenido de carbono orgánico. El consumo de agua, la eficacia de los fertilizantes que aplicamos y por supuesto la producción dependen del contenido orgánico del suelo y hemos de considerarlo. Hay numerosos ejemplos en el mundo de zonas agrícolas enteras que han terminado siendo improductivas por no tener en cuenta el deterioro del suelo.
Los ensayos con Novihum en fincas comerciales están mostrando que es una alternativa válida, los cultivos responden a la presencia húmica permanente en el entorno de las raíces e indican que el suelo inicia un camino de recuperación.