Uno de estos días atrás de Navidad recorría la estación de Las Palmerillas en El Ejido (Almería) en compañía de Juan Colomina, delegado de Coexphal, y una de las personas que más está empujando para divulgar y asentar el concepto de los invernaderos solares entre la opinión pública.
Antes de perdernos por los invernaderos de esta estación de investigación de Cajamar, nos sentábamos durante varias horas en un banco al aire libre para conversar sobre el presente y futuro de nuestro modelo económico. Antes de nada quise saber el origen del concepto de ‘invernadero solar’. Juan Colomina se remontó a un viaje que hizo hace años a Holanda, en la época de Clara Aguilera, para conocer sobre el modelo de cogeneración de nuestro vecino del norte europeo. A partir de ahí Colomina fue madurando la idea buscando en su definición el modo de diferenciar nuestros invernaderos de Almería y la costa de Granada de los invernaderos de Holanda o de otras partes del norte de Europa.
“Nuestros invernaderos no usan fuentes fósiles para generar energía, sino que emplean el sol a diferencia de lo que ocurre en Centroeuropa. Es un valor diferencial que debemos dar a conocer”, expresaba, “nuestro apostolado en los últimos años es explicar que somos horticultores intensivos de invernaderos solares”.
A partir de ahí reflexionamos en torno a este concepto, ya que la horticultura intensiva está orientada a producir más con menos recursos. “Fíjate, tenemos en Almería más de 30.000 hectáreas invernadas que apenas ocupan el 3,4% del suelo provincial. No ocurre igual, por ejemplo en Jaén con el olivar. El nuestro es el concepto de intensificación sostenible, intensificando nuestras hectáreas y ocupando menos espacio logramos producir para alimentar a España y Europa”, me explicaba.
El programa de promoción de los invernaderos solares del sur de Europa, Cute Solar, está impulsado por APROA, Hortiespaña y Eucofel. No voy a alagarme en todo su argumentario, ya que hemos publicado al respecto en diferentes ocasiones. Dispone de su propia web donde podéis ampliar información (pinchar aquí).
Los enarenados, la optimización del agua, el control biológico, el efecto Albedo y el efecto Amazonia, las certificaciones de calidad, la trazabilidad, la seguridad alimentaria o el modelo familiar, entre otros rasgos, han conformado “el relato de los invernaderos solares. Un relato muy necesario y perfectamente documentado”, añadía.
¿Y la evolución del concepto de ‘invernadero solar’?
El siguiente paso, ¿cuál será? ¿Cómo irá ampliándose ese relato con más contenido? Juan Colomina lo tiene claro: “En el futuro paneles solares. Es un paso natural, un segundo aprovechamiento del sol”.
Colomina da coherencia así al argumento de la sostenibilidad. El sol para producir alimentos, y el sol también como fuente renovable para otras muchas tareas del sector en su conjunto, ya sea para las cooperativas, por ejemplo los rodillos; para las comunidades de regantes, bombeos de agua o para la propia desalación; y un largo etcétera para el autoconsumo de las diversas actividades agrícolas.
Paneles en las cubiertas de los almacenes y en las explotaciones, desde las balsas, los cortijos, los aparcamientos o los propios pasillos de los invernaderos. Embrionario aún, pero es un camino a recorrer para poner en valor la diferenciación, vía sostenibilidad, de nuestros invernaderos solares frente a otros modelos en los que el sol no puede ser el aliado.
Es el apostolado del invernadero solar de provincias como Almería y Granada. Nuestro relato. En mi opinión hemos estado demasiado tiempo sin haberlo ordenado, ahora que lo tenemos nuestra tarea es divulgarlo, darlo a conocer, explicarlo.
Pero en el ‘debe’ de nuestro sector hortofrutícola hay otra cuenta pendiente y es la velocidad de reacción. Colomina opina, y yo comparto, que “llegamos a tarde a casi todo. No debemos ser tan reactivos. Debemos abandonar la idea de que para que las cosas se arreglen primero tienen que ponerse muy mal. No debería ser así. Hay que anticiparse”.
Y en ese futuro Colomina me enumera algunos asuntos en los que habría que ser proactivos, desde el agua y las desaladoras hasta las nuevas tecnologías o el 5G.
Quiero cerrar con una imagen que me describía el delegado de Coexphal y que visibiliza por sí misma el origen del cultivo protegido bajo plástico: “Al niño que va en el carrito la madre o el padre lo protegen con una capucha que es de plástico. Nosotros en el invernadero hacemos lo mismo. Y el mensaje es que se protege aquello que más importa”.
https://agroautentico.com/2020/11/22/invernaderos-solares-paco-gongora-presidente-interprofesional-hortiespana/