Por Miguel Ángel Sánchez Rubí, ingeniero de Montes
El reciente incendio sufrido en la Sierra de Gádor, viene a sumarse a los graves incendios que esta Sierra ha sufrido en la historia reciente y que están en la retina de sus habitantes.
Es evidente que ha dejado muy mermada la capacidad de regeneración de estas zonas, sin que hasta ahora se hayan visto acciones de reforestación acordes a la dimensión del problema y es momento de poner en valor la importancia que esta calcárea Sierra tiene en el poniente almeriense desde diversos puntos de vista; hay que tener claro que sin una cubierta forestal adecuada, no sólo se habrá perdido un patrimonio natural de gran importancia, sino que más pronto que tarde se harán patentes problemas ambientales y económicos vinculados a esta pérdida.
Y es que la cubierta forestal no sólo es útil para aquellos que se acercan a ella a disfrutarla, no es “sólo” su efecto en la mejora de la calidad del aire o del agua, sino que realiza una función protectora del suelo y de las poblaciones que reciben las aguas que corren por sus laderas, es útil fundamentalmente por su papel como ‘paraguas esponjoso’ de las precipitaciones que en ella caen, favoreciendo la recarga de los acuíferos de los que se nutre el poniente almeriense y evitando, al mismo tiempo, efectos devastadores de una eventual lluvia torrencial, todo ello sin entrar a valorar el valor que para la fauna en general tiene una cubierta frondosa y diversa. En definitiva, ahora estamos menos protegidos y habrá menos agua disponible en los acuíferos.
¿Qué se puede hacer?
Antes de abordar la cuestión, es importante una reflexión: a pesar del contexto actual, nos encontramos en una situación más favorable a la que nuestros abuelos se enfrentaron más allá de las dificultades sociales, cuando cada madrugada subían a la Sierra a plantar durante largas y duras jornadas miles de pinos con sus raíces desnudas, y que sin embargo dieron lugar a extensas masas forestales que han protegido y generado cierto suelo. Gracias a su trabajo y el de los ingenieros y guardas forestales que con pocos recursos fueron capaces de establecer masas forestales en terrenos que entrañaban si cabe mayor dificultad, como en nuestra querida Castala y tantos otros parajes.
Hoy en día disponemos de más conocimiento y una administración descentralizada, que nos debe permitir llevar a cabo una obra similar, pero en cualquier caso nuestra sociedad ha cambiado y el enfoque reforestador debe a mi modo de ver fundamentarse en una administración en materia de Medio Ambiente que impulse sinergias entre administraciones, empresas, propietarios de fincas forestales y asociaciones medioambientales.
Éstas últimas están dando un ejemplo a la ciudadanía en general, promoviendo acciones como reuniones populares para la siembra de bellotas de encinas y otros Quercus, o incluso plantaciones con plantones de encina que previamente ellos han criado en sus casas, y en muchas ocasiones mantienen la plantación regándolas. Estas actuaciones merecen un apoyo y un esfuerzo por parte de todos.
Parece claro que dada la magnitud del problema junto a las dificultades presupuestarias actuales, la responsabilidad no debe caer exclusivamente en la administración, por lo que la restauración no sólo debe ser enfrentada a base de licitaciones de obra forestal en fincas de titularidad pública, los ciudadanos y las empresas tenemos responsabilidad igualmente. Sin embargo es necesario que sea la administración la que coordine e incentive un nuevo modelo político de restauración forestal, que de más apoyo y facilidades a las asociaciones, ciudadanos y empresas que puedan llevar a cabo labores de reforestación, pero manteniendo una labor de coordinación y supervisión de las mismas para que el éxito de sus acciones repobladoras sea mayor.
En primer lugar, debería asegurarse que la planta que vaya a plantarse o la semilla que se siembre sea fácilmente suministrada por la Administración en materia de Medio Ambiente, asegurando que el material forestal de reproducción sea de la procedencia y calidad adecuadas. Hoy, la administración en materia de Medio Ambiente dispone de una Red de Viveros propia de la Comunidad Autónoma, con la que se ha venido suministrando planta para muchos de los proyectos de restauración forestal que ha llevado a cabo durante varias décadas ya.
Estos viveros han mejorado los procesos de producción de planta forestal de calidad, al tiempo que han incrementado la variedad de especies que pueden satisfacer la demanda de vegetación autóctona de una determinada zona, sin embargo, la reducción de proyectos que se vino produciendo a partir de la crisis de 2008 han llevado a estos viveros a niveles de producción muy inferiores a los que potencialmente tienen.
Un primer paso debería ser a mi modo de ver revertir esta situación paulatinamente conforme a las demandas de suministro de aquellas asociaciones, empresas, etc., que deseasen colaborar en actuaciones de reforestación, sin olvidar por supuesto los proyectos que pueda licitar directamente. Se trata de potenciar las actuaciones sociales de asociaciones o centros educativos y quizás, ¿por qué no?, tratar de acercar a esta causa con más frecuencia a las Unidades Militares de Emergencias, que aunque sean actuaciones modestas en magnitud, pueden ser realmente útiles si son debidamente planificadas, coordinadas y ejecutadas, con un éxito alto de supervivencia de las plantas.
Es necesario poner en práctica nuevas técnicas de reforestación.
La Comunidad Autónoma Andaluza y concretamente Almería, ha realizado reforestaciones en miles de hectáreas, muchas veces sin el éxito esperado. El fracaso de muchas de ellas ha respondido a muchos factores, pero indudablemente la escasez de lluvias, su irregularidad entre años y por supuesto la dureza del periodo de sequía estival, han sido determinantes en imposibilitar el éxito de muchas de estas reforestaciones.
Si a esto le añadimos la baja fertilidad y la escasez de profundidad de los suelos, la cuestión se complica, pues salvo excepciones las repoblaciones forestales no podrán contar con aportes de agua artificiales, vía riego y a pesar de las innumerables técnicas de repoblación forestal existentes (diferentes métodos de preparación del terreno, maquinaria adecuada para trabajar en pendientes de hasta el 70 %, diferentes tubos protectores, etc.), no suelen ser suficientes para obtener un razonable éxito en gran parte de Andalucía oriental.
Por ello es necesario poner en práctica como ya se ha hecho puntualmente, a través de proyectos de investigación de diferentes administraciones públicas, nuevas técnicas de reforestación que no sólo pueden simplificar la labor reforestadora, tanto en el tiempo como en lo económico, sino ser más eficientes en la supervivencia del material forestal de reproducción que se introduzca (plantas o semillas).
Por ejemplo existe la patente holandesa Groasis Waterboxx, que es capaz de almacenar el agua de lluvia e incluso el rocío (que puede ser muy importante en muchos puntos de la Sierra de Gádor) justo en el sistema radical de la planta, y ha sido ya empleado para reforestar muchas zonas semiáridas en España (es muy conocida la actuación llevada a cabo por ejemplo en el desierto de los Monegros, Zaragoza) sin necesidad de disponer de ningún sistema de riego. Este sistema garantiza un incremento muy significativo en la supervivencia de las plantas o semillas que en él se alberguen, siendo una revolución en el mundo de las reforestaciones.
Ilustración 1. Pino carrasco, creciendo sobre waterbox, un dispositivo que aprovecha las precipitaciones y evita en gran medida la evaporación. Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/2514172/0/olivares-algas-cubetas/contra/desertificacion-espana/?autoref=true
Groasis Waterboxx y la actuación llevada a cabo por ejemplo en el desierto de los Monegros, Zaragoza:
Sin necesidad irnos a patentes que vengan de otros países y tengan un precio relativamente elevado, tenemos experiencias que pueden ser llevadas a cabo con menos presupuesto y que pueden mejorar los porcentajes de supervivencia de las plantas o semillas introducidas en la reforestación. Por ejemplo, investigadores de la Universidad de Granada diseñaron un dispositivo destinado a proteger semillas alojadas en su interior (especialmente bellotas de encina y otros Quercus), ante depredadores como roedores u otros vertebrados.
Se deja un video que permite ver su utilización en campo y la experiencia llevada a cabo:
Sin embargo este dispositivo, a pesar de ser 100% eficaz frente a roedores, no fue eficaz contra la depredación por jabalíes por lo que aún está pendiente el desarrollo de estos envases que actúen como repelentes del jabalí evitando la depredación de bellotas.
Hay muchas experiencias interesantes de métodos de repoblación forestal, por ejemplo en el IFAPA de Granada u otras experiencias incluso más cercanas llevadas a cabo por los mismos técnicos de la Delegación Provincial de la Consejería en Materia de Medio Ambiente que, de forma combinada, podrían no sólo suplir este problema de la depredación, sino multiplicar la efectividad que cada experiencia tiene de forma individual. Esta experiencia concreta, llevó a cabo siembras y plantaciones en profundidad de encina, con ayuda de tubos protectores, obteniendo gran efectividad en condiciones de aridez donde estaba contrastado el fracaso de los métodos convencionales.
Sin duda queda mucho por investigar para combinar estos y otros sistemas con el empleo de repelentes, en especial para el jabalí.
Reflexión final
Pienso que los responsables políticos deben hacer una reflexión en lo referente a cómo abordar la restauración forestal al menos en Andalucía oriental donde las dificultades de éxito son sumamente mayores y deben recoger el guante de las múltiples asociaciones medioambientales que están aunando buenas voluntades de miles de ciudadanos en torno a una labor de repoblación forestal que está sobrada de ganas y trabajo, pero carente del apoyo necesario para que estas actuaciones cobren una dimensión y efectividad que sean verdaderamente significativas.
Estas actuaciones, requieren de una dotación adecuada de personal técnico asociado a Medio Ambiente que impulse proyectos directamente redactados por la administración en materia de Medio Ambiente, tratando de acercar iniciativas privadas sin olvidar la fundamental inversión previa en I+D+I. Una inversión enfocada a sistemas de reforestación en entornos semiárido dirigido más a la siembra que a la plantación, apoyando el desarrollo de los estudios que están en marcha actualmente e incluyendo otros que investiguen sobre los sustratos adecuados y los tipos de envases en la producción de planta forestal en vivero.
También, a nivel de parcela a reforestar, no sólo los mencionados repelentes que sean eficaces contra el jabalí, sino en busca de fertilizantes orgánicos retenedores de humedad a nivel de raíz adecuados para zonas semiáridas, recubrimientos que eviten la pérdida de humedad del suelo pero que no formen costra superficial o microorganismos simbiontes, en especial micorrizas que sean, todos ellos, eficientes desde un punto de vista técnico y que tengan una incidencia significativa en la supervivencia de las plantas y semillas forestales.
Esta inversión, es fácil advertir que tendrá un retorno no sólo a nivel de bienestar social, sino económico a medio plazo y desde luego la Sierra de Gádor y tantas otras sumidas en procesos de desertificación lo merecen.