El sector citrícola español, y en particular el valenciano, inicia con mucha incertidumbre la campaña ante los daños que pueda acarrear el Delottococcus aberiae, conocido como ‘Cotonet de Sudáfrica’. Esta plaga importada del hemisferio sur está oficialmente en las tres provincias valencianas (Castellón, Valencia y Alicante), se cree que pudiera estar en Murcia, en la vecina Orihuela de hecho lo está, y amenaza con saltar a Andalucía. Un problema mayúsculo de sanidad vegetal para el que, sin embargo, el campo no está suficientemente preparado.
La política de reducción de agroquímicos ha provocado que en la actual campaña los productores solo puedan emplear herramientas biológicas, y he aquí donde la incertidumbre crece debido a las fechas en las que nos encontramos y la insuficiente población disponible de enemigos naturales. Motivo que incluso ha llevado a que asociaciones de productores registren recientemente una denuncia ante el Defensor del Pueblo.
En Sudáfrica se emplea un parasitoide, Anagyrus aberiae, que ha sido importado por organismos públicos para su cría en España. Requiere de la autorización del Ministerio español de Agricultura para su producción en España, autorización obtenida hace unos pocos meses; pero el Covid ha sido un obstáculo inesperado que ha provocado una inacción que es la que ahora temen los productores. Autorización que sin embargo no ha sido ampliada a las empresas privadas, con lo cual la producción de este parasitoide depende de los tres insectarios públicos que la Comunidad Valenciana tiene repartidos por su territorio. Pero el coronavirus los paralizó, perdiendo un tiempo precioso difícilmente recuperable.
Las sueltas masivas previstas se han retrasado, ya que los insectarios no han continuado su actividad durante los meses de confinamiento. Así que los plazos de sueltas no se han cumplido. Ahora el miedo del sector productor es que lleguen tarde para esta temporada y los daños por el ‘Cotonet de Sudáfrica’ se lleven por delante la campaña 2020/21. Según datos de la propia Generalitat, el porcentaje medio de frutos deformados es del 11%, cifra que sube al 46,5% cuando se evalúa el porcentaje de árboles afectados por Cotonet.
Aunque las sueltas previstas estaban pensadas para el parasitoide mencionado, Anagyrus aberiae, hay un plan alternativo que tendría que desarrollarse en las próximas semanas. Hay un segundo enemigo natural que podría servir de aliado, es el depredador Cryptolaemus montrouzieri. Se barajan sus posibilidades.
Ana Rubio