Detrás del sello presentado hoy, como CART (Climate Adapted Release Technology), hay un nuevo modelo de trabajo – desde la producción, almacenamiento y distribución de auxiliares – que responde a los desafíos actuales del cambio climático consiguiendo como resultado una mejor adaptación de los depredadores al mismo. Los bichos de Bioline, y como paradigma su nueva generación de swirskii, seguirán el protocolo y tecnología de CART como bandera de la nueva revolución en control biológico que está en ciernes.
Bichos más resistentes a condiciones de estrés
Los procesos de producción de Bioline están diseñados pensando en una mejor adaptación de los auxiliares a condiciones de estrés, lo que redundará en una mayor eficacia de los bichos en su tarea de controlar las plagas.
Bioline emplea análisis de parámetros biológicos para determinar el “fitness” o eficacia biológica de los individuos. También las cámaras de la fábrica de la empresa en El Ejido (Almería) están preparadas para propiciar una mejor aclimatación de los ácaros a las condiciones del campo.
Los ensayos realizados hasta ahora en invernadero concluyen que hay un excelente establecimiento y poblaciones consistentes durante todo el ciclo de cultivo: adaptación a condiciones de estrés (fluctuación de temperatura/humedad y disponibilidad de presas) y óptimo comportamiento y respuesta al incremento de incidencia de plagas.
En definitiva, según explicaba esta mañana Rocío López, responsable de marketing y comunicación de la compañía, la nueva línea genética del swirskii de Bioline está mejor adaptada a las condiciones de estrés ambiental. Esta filosofía de trabajo se ha iniciado con el swirskii, como enemigo natural más representativo de la biofábrica, pero en el futuro el resto de auxiliares del portfolio responderán también a la tecnología CART.
Ese respeto medioambiental está además en el envasado con materiales reciclados y biodegradables. Incluso Bioline ha sido la primera empresa de su segmento de actividad adherida a Sigfito.
Por otro lado, los sobres tienen una mejor protección frente a factores externos, sobres con cámara de aire más amplia (mayor efecto tampón) con una formulación más protegida frente al deterioro por baja humedad, y material más suelto (menos prieto) en el sobre.
Otro elemento diferenciador en el que incide Bioline es la frescura de sus bichos, dada la producción local de los mismos en el corazón del Poniente almeriense, ya que la fábrica se sitúa en el Polígono de La Redonda de El Ejido. Apenas pasan unas pocas horas desde que el ácaro se produce en la fábrica y es liberado por el agricultor en el invernadero. Aspecto que redunda también en términos de sostenibilidad con menos emisiones de CO2.
Bioline lanza su nueva generación de swirskii bajo dos marcas como son StarsKii y Swirscolor Premium.