Hace dos años conocíamos en la costa de Granada un nuevo cherry que se abría paso entonces y que transcurrido este tiempo se ha convertido en un referente como es el Karelya, de Zeraim. Ahora hemos cambiado el entorno de Albuñol por el de Motril para acercarnos a las fincas de otros agricultores y entender la consolidación de un cherry redondo de sabor que ha convencido a productores, comercializadoras y supermercados en destino.
De la mano de Sergio Medina, técnico comercial de Zeraim en Granada, hemos entrado en el invernadero de Mario Ramírez, joven agricultor heredero de un modelo familiar al que da continuidad. Mario como productor nos describía la variedad que cosecha por segundo año, aunque también nos hablaba de ella desde la perspectiva de la comercialización, ya que antes de arrimarse a la tierra de su padre estuvo durante años trabajando en un conocido almacén de la costa. Así que Mario ha conocido a Karelya desde distintas ópticas.
Mario y Sergio nos explicaban a Ana y a mí que la calidad de fruto de Karelya tiene una traslación en el precio que se le paga al agricultor. Según las comercializadoras, el productor recibe un suplemento si la variedad que vende es Karelya y supera determinados grados brix. Así que el sabor, según el argumento que nos trasladan, se recompensa.
Sergio Medina describía un trinomio que beneficia a tres patas o eslabones de la cadena: “Karelya es rentable para el agricultor, es productivo y con calidad; rentable para las comercializadoras porque sus características organolépticas de sabor ayudan a defender mejor el producto, sobre todo en momentos de elevada oferta; e interesante para el supermercado porque satisface su demanda de cherrys de sabor”.
Además, Medina nos refería diferentes paneles de consumo que se han realizado para avalar las preferencias del consumidor por las cualidades de sabor que reúne el cherry Karelya.
Antes de marcharnos, Mario nos regalaba el equivalente a una pequeña cajita. Más allá de su singular sabor – un balance casi perfecto en boca entre acidez y brix que Ana y yo ya conocíamos – tengo que decir que en casa hemos hecho nuestro particular test de poscosecha. No hemos publicado la información de esta visita hasta poder arrojar algún comentario respecto a la vida útil, y ya estamos en predisposición de afirmar que Karelya consigue un gran aguante poscosecha en condiciones de temperatura ambiente. Va a hacer casi un mes de la visita al invernadero de Mario y los cherry se han conservado perfectamente sin frío.
Hecho este importante inciso, añadir que continuamos la visita en un segundo invernadero próximo a Pueblo Nuevo, en Motril. Allí nos recibieron Antonio Arellano y su mujer Alicia Alabarce, entre los dos llevan dos fincas de poco menos de media hectárea, dando así expresión a un modelo netamente familiar arraigado en esta costa como en pocos lugares. Mi más profunda admiración cuando me topo con pequeños productores que, con poca tierra y con mano de obra familiar, sacan adelante sus vidas y las de sus familias.
Este matrimonio también nos refirió, como ya hiciera el agricultor anterior, el suplemento en céntimos que obtienen en la venta por la variedad Karelya y nos detallaron algunos rasgos de la ficha técnica de la variedad. Una planta fuerte, vigorosa y aireada; de fácil manejo, hojas pequeñas que facilitan las tareas de destalle; y buenas resistencias, sobre todo a destacar la tolerancia alta a cuchara.
https://joseantonioarcos.es/2017/02/19/karelya-cherry-zeraim-granada/
https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=qlEKQZ3Foms