Desde hace años las investigadoras Mónica González y Estefanía Rodríguez llevan inculcando en el campo almeriense un bello proyecto para convertir el ‘mar de plástico’ en un rico ecosistema de fauna auxiliar dentro y fuera del invernadero. Trabajos transferidos desde la Estación Experimental de Las Palmerillas y desde el centro Ifapa de La Mojonera. A esta labor también se ha sumado en los últimos años la Escuela de Formación Agraria de Vícar con el apoyo del biólogo Alberto Urea. Ahora la comunidad de regantes Sol y Arena quiere poner en práctica el bosque verde entre invernaderos.
Hace unos días, como ya publicábamos anteriormente (pinchar aquí para leer más), participábamos de la mano de Lupión y Rodríguez en un reforestación llevada a cabo por los escolares de un colegio de Vícar en la Sierra de Gádor. Allí coincidíamos con varios miembros de la directiva de Sol y Arena que nos contaban esta iniciativa positiva para proyectar al exterior la imagen del sector en su conjunto y muy beneficiosa para ahondar aún más en el ‘compromiso verde’ iniciado en la década pasada, cuando el campo almeriense decidió aliarse con el control biológico como método de lucha contra plagas y enfermedades.
Juan Antonio Gutiérrez, presidente de Sol y Arena; José Miguel Pérez, secretario; y Joaquín Crespo, tesorero, nos contaban que la idea es plantar arbustos, setos y plantas refugio en los márgenes de los canales de la comunidad de regantes para ayudar así a incrementar el número de enemigos naturales de las plagas en el exterior de las explotaciones agrícolas. Estamos hablando de kilómetros en el Poniente almeriense.
Si la iniciativa va por buen puerto, el propósito es involucrar a las Administraciones para propagar esta ‘revolución verde’ en colegios, ayuntamientos y otras entidades.
Seguiremos a partir de ahora la pista de un proyecto de biocontrol por conservación tan ilusionante como ambicioso. ¡Ojalá prospere por el bien de todos!