¿Pueden las pequeñas cooperativas vitivinícolas sobrevivir en un mercado dominado por las grandes bodegas? Pueden, y es más fácil si se unen y se integran en cooperativas de mayor tamaño como Anecoop. En este caso su voz no se ahoga y pueden participar de tú a tú en ferias como Alimentaria 2018 en Barcelona. Para Ana y para mí ha sido un auténtico descubrimiento conocer cómo funciona la división de vinos de Anecoop. Hemos ampliado nuestra visión hortofrutícola de Anecoop a la de los caldos de la uva de vinificación. Os lo contamos en esta crónica.
Son tres las cooperativas del mundo del vino integradas en Anecoop, dos valencianas y una navarra. En la Fira de Barcelona conocimos a Julio Sánchez y a José Manuel Mejías, éste último – que es además enólogo – fue quien nos hizo una cata y nos describió la filosofía de Anecoop Bodegas.
En un contexto de 4.500 bodegas embotelladoras y un millar de marcas en España la división de vinos de Anecoop apuesta por la calidad, no por la cantidad. “Salir del concepto a granel de las cooperativas y ofrecer valor añadido”, describía José Manuel Mejías.
Arrancamos con la bodega Reymos, situada en la localidad valenciana de Cheste, especializada en moscateles. Como novedad en Alimentaria 2018 se presentaba un moscatel seco, Ola Caracola, sin amargar, sorprendente en boca.
Siguiente. También valenciana, de la localidad Fuente de La Higuera, la bodega La Viña, especializada en tintos. Esta bodega está recuperando variedades autóctonas de su zona, además de recuperar parcelas abandonadas poniéndolas de nuevo en producción. Pudimos probar un vino top, Los Escribanos, de monastrell y garnacha tintorera, del que tan solo se han sacado 3.000 botellas. Concepto gourmet para el canal horeca. Subrayamos lo de calidad.
Finalmente la bodega navarra, Hacienda Uvanis, ubicada en San Martín de Unx, y que trabaja las garnachas. Su producto en Alimentaria 2018 era una dulce garnacha, con un embotellado especial, criada como un brandy. Un dulce distinto que nos dejó para despedirnos el mejor de los aromas en las glándulas gustativas. Tan solo 300 botellas. Una suerte poder levantar una de esas afortunadas copas.
Ana Rubio