Almería vuelve a ser cumbre mundial en temática hortofrutícola. El tomate, bajo el atractivo lema We really love tomato, reúne entre ayer y hoy a más de un centenar de expertos venidos de varios continentes para asistir a un nuevo evento internacional de Syngenta en torno a las tendencias actuales de este producto estratégico para el agro almeriense.
Hoy jueves jornada de campo en los invernaderos del centro de Syngenta en El Ejido, pero la de ayer miércoles era de tomar apuntes, ya que se sucedían hasta ocho presentaciones analizando lo que el mercado demanda atendiendo al perfil del consumidor actual. Y lo que este pide es sabor y frescura. “La clave para el consumo es el sabor. Si sabe bien, merece la pena. Mi hijo de 14 años se puede comer al día 1,5 kilos de tomates. Y del mismo modo puede ocurrir con cualquier chico de su edad, siempre y cuando el tomate esté bueno”, afirmaba Jelger De Vriend, de Innovative Fresh Consultant.
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En realidad lo que expresaba este consultor escandinavo lo habían también reiterado el resto de ponentes. Una relación directa entre sabor y consumo, hasta el punto de que los consumidores europeos están dispuestos a pagar más por el tomate, si éste tiene sabor. Así se puede resumir toda la jornada de ayer, aunque también podemos añadir conceptos en la misma línea, como frescura (hasta el punto de que la verdura fresca está quitándole en Europa cuota a la congelada) y consistencia, que permita más vida útil en estantería.
Jelger De Vriend explicó que el sabor, más allá de la subjetividad, hay que medirlo. ¿Pero cómo? Comentó que desde Innovative Fresh se evalúa el contenido de azúcares, la acidez, la firmeza e incluso se realizan catas. “La calidad hay que medirla, hacerla tangible y comunicarla”, añadía, mientras mostraba algunas diapositivas de supermercados en los países escandinavos, donde se difuminaba el súper con el restaurante: el propio consumidor hace la compra y la cocina in situ. Nuevos espacios que en el futuro llegarán al sur del continente.
El Reino de Sabores de Syngenta
Daniel Rickett, encargado de las estrategias de desarrollo de Syngenta, abordó también el universo del sabor. Y como muestra un botón, ya que en la sala contigua los asistentes podían degustar algunas de esas referencias del Reino de Sabores de Syngenta, como Nebula, Angelle, Seychelle, en rojo; en amarillo y naranja, Bamano, Ivorino o Ninive; o los mini Kumatos.
Rickett describió los pilares del área de investigación de la compañía: calidad y sabor; resistencias, más de 50 investigadores trabajan en el esqueleto de las nuevas variedades, resistencias que no mermen ni la productividad ni la calidad; rendimiento vegetativo, por ejemplo, mejoras en el comportamiento de nuevas variedades frente al calor; y la implementación de nuevas tecnologías en la mejora.
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Un trabajo en el que hay que conjugar las necesidades del productor con las del comercializador, el supermercado y el consumidor final. “En su adaptación está la clave”, refería Rickett.
Una cadena agroalimentaria en la que el agricultor piensa en términos de rendimiento, resistencias, fácil manejo, retorno de la inversión o nivel de residuos; el comerciante lo hace en términos de larga vida, uniformidad o posibles mermas; el supermercado en apariencia, larga vida, innovación, sabor o marca; y el consumidor en sabor, valores nutricionales, color, forma, conveniencia o confianza.
El resto de ponencias también abordaron otras cuestiones de interés. A lo largo de la semana las iremos desarrollando, por ejemplo, la apuesta de la cadena belga de supermercados Spar por imitar el concepto Amazon Go que ya es una realidad en ciudades norteamericanas como Seattle…
Ana Rubio