Crónica José Manuel Guerra.- Hace unos días participé en una jornada en el centro IFAPA de La Mojonera sobre el cultivo y otros aspectos importantes del manejo de los guisantes, como es la fisiología y la mejora, enfermedades de hongos y de virus que pueden afectar al cultivo y algunos otros detalles más. La jornada terminó con una cata de guisantes frescos y con la visita a los invernaderos donde se está llevando a cabo el cultivo de algunas de las variedades más frecuentes en el cultivo comercial.
El guisante es una leguminosa y por eso tiene una gran importancia en la alimentación humana y del ganado, ya que el fruto es una fuente de proteínas vegetales muy importante en la alimentación, además de las vitaminas y minerales que también aportan a la nutrición humana.
El cultivo es también muy beneficioso para el suelo del invernadero ya que debido a la simbiosis que hay entre las raíces y unas bacterias nitrificantes, hace que se fije nitrógeno atmosférico en el suelo, permitiendo de esta manera que se consiga un abonado natural y sin esfuerzo de ninguna clase en cuanto al nitrógeno.
Se destacó también la ventaja del cultivo del guisante para hacer rotación de cultivos y así romper con alguna de las plagas que se suelen dar en los cultivos tradicionales de hortalizas en invernadero, como es el virus Nueva Delhi en calabacín, que no afecta al guisante.
Se destacó la capacidad que tiene de atraer a insectos beneficiosos naturales que pueden controlar algunas de las plagas de insectos que pueden darse en el guisante, como es la mosca blanca o el thrip.
Quizá lo más interesante de esta jornada desde un punto de vista personal fue que cuando terminaron las ponencias y demás actividades programadas, un señor que participó en la jornada me llevó hasta cerca de mi casa en coche.
Durante el viaje estuvimos conversando y me dijo que él había cultivado cuando era niño en la finca de su familia de manera rutinaria guisantes para consumo de la casa y de los animales de la finca, si bien le llamó présules, que es el nombre tradicional en Almería para denominar al guisante.
También me contó que tenía una gran afición a las parras tradicionales de Almería y que había conseguido un escrito del botánico Simón de la Rosa Clemente, que llegó a ser director del Jardín Botánico de Madrid en el S. XIX y que llevó a cabo una expedición botánica por el reino de Granada, que es como se llamaba entonces a toda la zona de Granada y Almería con el fin de estudiar las variedades de parras de uva de mesa en las localidades de la zona, llegando a describir una gran cantidad de variedades locales, más de 70.
Este señor me describió que él había reunido más de sesenta de estas variedades locales y que algunas de ellas podrían tener interés comercial. Ya que tenían un sabor muy dulce y un aspecto muy bueno. Naturalmente se mencionó en la conversación la uva de Ohanes, de Ragol y alguna otra variedad conocida por los parraleros, que son los que han dando lugar de una forma indirecta al cultivo en invernadero con estructuras tradicionales basadas en los parrales.
José Manuel Guerra, biólogo