Ayer conocí a José Manuel García en las inmediaciones del Solanillo en una finca en fase de construcción en los Llanos de Vícar, a pocos metros del término municipal de Roquetas de Mar. El futuro invernadero es de su hijo José Manuel, que en ese momento no se encontraba presente. José Manuel me explicó que habían echado abajo un antiguo invernadero de finales de los años 70 para levantar sobre él una nueva estructura. ¡Sí, sí, un invernadero del 76-77 que ha estado en pie hasta hace nada! Parece increíble, pero es cierto.
En la imagen inferior se observa a la izquierda un invernadero vecino también construido en esa época hace casi cuatro décadas. ¡Bárbaro!
Para José Manuel el mejor invernadero que puede construir su hijo es uno plano. Al menos en esa zona en cuestión. Ante eso no le voy a discutir a un señor que lleva toda la vida apegado a la tierra y que fue testigo de las primeras estructuras que se levantaron a finales de la década de los 60.
Este agricultor empieza a hacer memoria mientras me habla de los primeros que se probaron en la zona de la Algaida, en Roquetas. “Muy cerca del actual Gran Plaza, invernaderos de ensayos”, concreta, “después me fui a la mili y cuando volví construí mi primer invernadero, en una zona situada entre El Ejido y La Mojonera. Recuerdo que lo primero que cultivé fue pimiento italiano. Sobre 1970”.
En su relato José Manuel insiste en que con mucho trabajo y esfuerzo poco a poco fue progresando. Así fue comprando tierra para criar a lo largo de su vida una pizarra amplia de hortalizas, como berenjena, calabacín, tomate, pimiento, judía, melón o sandía. Gracias a ese terruño bien trabajado pudo sacar adelante a una familia con tres hijos, que hoy día están apegados también a la agricultura.
Le pregunto, que a lo largo de todos esos años como agricultor, cuál es el hortícola que más ha trabajado. Y me refiere la habichuela hasta que la competencia marroquí le obligó a cambiar de producto y abandonarla. “He puesto mucha judía en mi vida”, recuerda.
José Manuel, como otros, vino de la costa granadina. De los Yesos hasta el Poniente almeriense. Un agricultor hecho a sí mismo que se siente orgulloso de ver que su trabajo tiene continuidad en el relevo generacional que garantizan sus hijos. Uno de ellos, el mayor (también José Manuel), cultivará durante esta campaña en este nuevo invernadero calabacín. Para finales de octubre esperan tener levantada toda la estructura.
Mucha suerte a esos nuevos cimientos que seguirán haciendo posible el milagro del vergel bajo el plástico durante otros 50 años más. Esperemos.