Está demostrado que la dieta mediterránea es una de las más beneficiosas para la salud y por eso lleva siendo ejemplo y modelo para el resto del mundo durante el último siglo. Sinónimo de salud cardiovascular, la clave está en la gran variedad de alimentos poco procesados que incluye y en su alto contenido en ácido oleico, normalmente atribuido al aceite de oliva. Sin embargo, dentro de esta amplia y variada gama de productos hay uno propio y exclusivo de nuestra cultura, que se elabora del mismo modo que hace siglos y que se ha convertido en una de las joyas más preciadas y valoradas a nivel internacional de nuestra gastronomía: el jamón ibérico.
Las razones por las cuales el jamón 100% ibérico puro de bellota tiene unas características distintas y mucho más beneficiosas que las carnes de cerdo de otro tipo, son sencillas y residen tanto en la raza ibérica del animal (propia de la península Ibérica que no mantiene parentesco con ninguna otra raza de cerdo en el mundo), como en su forma de vida (criado en libertad en las dehesas, un ecosistema único reserva de la biosfera) y en su alimentación (a base de pastos naturales y bellotas). Es la suma de estos tres factores, la responsable de que este manjar sea tan rico en ácido oleico (ácido graso monoinsaturado) así como en poliinsaturados de alto valor nutricional, entre los que destacan el linoleico y el linolénico.
Y es que, tras el aceite de oliva, la carne de cerdo ibérico 100% puro de bellota es el alimento con mayor contenido en ácido oleico, el ácido graso que protege nuestro corazón y responsable de que aumente nuestro colesterol bueno (el HDL) y baje el colesterol malo (el LDL).
Por si no fuera suficiente, además de este importantísimo y saludable componente, estas carnes contienen gran cantidad de hierro, calcio y vitamina D, que son fundamentales para el crecimiento y fortalecimiento de los huesos, así como de antioxidantes que nos protegen frente a los factores degenerativos.
Según se desprende de publicaciones realizadas por la Universidad de Córdoba, “el consumo diario de jamón ibérico de bellota en cantidades elevadas y tiempo prolongado, no tiene ningún efecto nocivo sobre el perfil lipídico”, y es por esta razón por la que también afirman que, probablemente, “este producto en sustitución de otra fuente de proteínas como la carne roja convencional, tendría un efecto beneficioso sobre nuestro metabolismo”.
“En EXTREM PURO EXTREMADURA buscamos la máxima excelencia, el “ibérico perfecto”, y es por ello que ponemos especial atención en los tres factores claves: la raza, la alimentación y su forma de vida”, manifiesta su consejero delegado, Francisco Ruiz de la Torre Esporrin. “Llevamos años trabajando en la selección de los mejores ejemplares de cerdos 100% ibéricos que criamos en libertad y les dedicamos una mayor superficie de dehesa por cada animal de lo que establece la reglamentación, con la finalidad de que podamos garantizar el correcto aporte de bellotas en su alimentación (la clave en el contenido graso y el sabor de nuestros jamones)”.
Para Ruiz de la Torre, “el cerdo 100% ibérico de bellota es un deportista de élite que necesita las mejores instalaciones de entrenamiento y los mejores técnicos, 100% pendientes de él en todo momento”. Porque no sólo necesita una alimentación adecuada, sino que también necesita ejercitarse, moverse, entrenarse. De este modo asimila el ácido oleico de las bellotas al tiempo que lo infiltra en su carne, lo que garantiza su jugosidad y sus magníficas propiedades.
Ya nos lo decía D. Francisco Grande Covián, “padre de la dietética”, cuando se refería al cerdo ibérico de bellota como “el olivo con patas”, el mejor aliado de tu corazón y un manjar “extremadamente bueno”. Ahora sí que podemos afirmar que ya no hay excusas para no consumir jamón 100% ibérico puro de bellota.