¿Producir sin agricultores? Era el título del XII Congreso Provincial de Asaja-Almería con el que hace unos días la organización agraria analizaba un fenómeno creciente en los últimos años y que en opinión de la patronal agraria pone en una situación complicada al modelo de agricultura familiar que caracteriza a nuestro sector agrario y que nos ha llevado a ser uno de los sectores más punteros de nuestro país. La frágil situación de nuestra rentabilidad se demuestra en que cada año, y a pesar de las nuevas incorporaciones de jóvenes, desaparecen cada año 100 explotaciones de media en nuestra provincia.
«Sin embargo, y si miramos a las grandes cifras del sector, observamos incrementos en la superficie de cultivo al aire libre y también bajo plástico, debido fundamentalmente a la puesta en marcha de grandes explotaciones que proceden de estos grandes grupos y que podemos observar a lo largo de nuestro campo. La llegada de grandes inversores, procedentes de otros sectores que ven en la agricultura un sector rentable en el que invertir es una realidad que tenemos que tener muy presentes», señalaba el presidente provincial, Francisco Vargas. Pero no sólo estamos hablando de grandes capitales o de inversores ajenos al sector agro, también entran en juego otros eslabones de la cadena que buscan controlar y obtener beneficios en todos los sectores.
Asaja recuerda que este interés por el sector agroalimentario se suscita entre otras cuestiones por la necesidad de buscar una posición dominante en el mercado, y de control, dentro de un marco con un crecimiento de 2.300 millones de consumidores en todo el mundo para el año 2050. De hecho, estos inversores ya se han organizado en lobbys de presión que actúan para conseguir una mayor liberalización de mercados en Europa, ya que el objetivo es producir en zonas con bajos costes, como África o Sudamérica, poniendo las bases para la entrada en producción en los próximos años de 70 millones de hectáreas que permitan satisfacer la demanda mundial de alimentos, pero, como todo negocio se busca la rentabilidad y para ello hay que vender en mercados con una mayor capacidad adquisitiva, como son Europa y Estados Unidos. Por lo tanto la presencia de una mayor oferta procedente de zonas de producción más económicas supone la baza perfecta para que la presión a la baja en nuestros precios se haga constante y nuestra rentabilidad caiga en picado, tal y como ya está ocurriendo.
“No creamos que esos capitales ven en la agricultura un compromiso social de producir alimentos de calidad y seguridad para cubrir las necesidades de la población, sino que por el contrario ven una actividad rentable, por eso nosotros como agricultores profesionales debemos plantearnos cómo actuar y mantener una economía familiar que difícilmente puede competir con ellos, tenemos que tomar las riendas y actuar de forma unida como sector para influir en la cadena de valor”. Por ello Asaja propone tomar las riendas, que los agricultores exijan unos precios dignos y que tomen el control de la formación de los precios en origen, y para ello la Organización va a promover 10 reglas que pretenden potenciar el modelo de agricultura familiar existente en nuestra provincia y garantizar su supervivencia, porque no se entiende una agricultura sin agricultores y porque, la sostenibilidad de nuestro modelo y el futuro está en juego.
Ana Rubio