Un informe de la CE ofrece datos demoledores en torno a la situación del tomate, al que poco caso parece hacer nuestro sector comercializador y que desde ASAJA hemos venido advirtiendo: la caída en el precio en origen del tomate desde hace 4 campañas. En la cosecha 2012-2013 el precio medio fue de 54 céntimos por kilo, en la campaña 2013-2014 fue de 41 céntimos, y aunque hubo un repunte la pasada campaña este año vuelve a caer y hasta la fecha ronda los 41 céntimos por kilo, siendo en el caso de algunas variedades de tomate incluso inferior a esta cifra, lo que supone que en estos 4 años el precio ha caído un 22%, y ha obtenido en el principal momento productivo el precio más bajo de las últimas cuatro campañas.
Este dato nos debería hacer reflexionar sobre la actual política de ventas del sector en Almería, ya que mientras que el conjunto de la UE trabaja y oferta su producto a mayor precio que otros países competidores, Almería oferta y compite con otras zonas productoras, especialmente con países extracomunitarios, bajando sus precios en lugar de apostar por diferenciarse mediante un mayor valor añadido a sus producciones hortícolas así como apostar por producciones más modernas. Y es que tendemos a producir más volumen y con variedades de poca diferenciación, compitiendo sólo en precio a pesar de la buena calidad y la seguridad alimentaria que caracterizan nuestro modelo.
En dicho informe se destaca que España vende barato su tomate. De media entre los años 2012-2015 los tomates españoles se vendieron según este informe a 66 céntimos por kilo (precio salida OP/almacén) frente a los 85 céntimos de Italia, los 87 de Holanda y el 1.26 euros de Francia. Tenemos que tener en cuenta además que en la media de Italia también se incluyen los productos procesados y enviados a industria, lo que baja el precio de venta, siendo su precio para tomate en fresco de 1,27 euros/kg. Recordemos además que Italia es el primer país productor de tomate para industria de la UE. Así debemos apuntar que a Almería, que supone el 65% de la producción nacional de tomate y más de la mitad de las exportaciones de este producto, le queda aún mucho camino por recorrer, ya que los datos de este informe rompen el mito de que destinar el tomate a industria significa bajar las cotizaciones actuales, pues vemos como en el caso de este país no sucede así.
Por su parte Holanda ve reducido su precio medio por las reexpediciones que llevan a cabo de tomate procedente principalmente de España (Almería) y Marruecos, que tal y como hemos señalado anteriormente compiten a la baja en precios.
Destacable es el que caso de Francia que tiene la menor superficie de tomate pero ha sabido caminar hacia el alto valor añadido de sus productos en el mercado europeo, y con ello obtiene mejores precios para sus productores.
En este sentido ASAJA cree que Almería debería tomar buena cuenta, crecer en especialidades donde hay un alto valor añadido y crear criterios comunes de mercado que permitan adaptar la oferta a la demanda real existente en el mercado europeo evitando colapsarlo. Además consideramos que deberían evitarse las reexpediciones a través de Holanda y otros países, para poder obtener para nuestros agricultores ese valor que esos intermediarios se quedan.
En la crisis que estamos padeciendo también hay que tener en cuenta la repercusión que ha tenido el veto ruso, ya que mientras que la UE importaba en 2014 487.000 toneladas y exportaba 301.000 toneladas de tomate, con el cierre de la frontera rusa esas 301.000 toneladas se quedan en la UE provocando una sobreoferta de producto que los productores europeos, y principalmente españoles como mayores productores (y con gran peso los almerienses), no han sido capaces de regular ya sea por la búsqueda de mercados alternativos o por las retiradas controladas de producto.
Además, otro dato importante que se desprende de este informe es que la producción de tomate en Europa y el consumo está muy equilibrado, por lo que cualquier incremento de las importaciones desde Países Terceros ocasiona un desequilibrio muy importante provocando descensos en los precios para los agricultores ante la falta de herramientas del sector, y especialmente de las comercializadoras, para frenar esta sobreoferta.
Todas estas cuestiones están provocando que estemos ante la peor campaña de los últimos años, en la que la mitad de la cosecha vendiendo por debajo de costes, a unos 0.30 céntimos de media, es decir, por debajo de costes. Una crisis que afecta a todas las variedades de tomate, y que deja en este período 2012-2016 una caída en los precios del tomate pera de un 14%, un 5% menos en el caso del tomate rama y un descenso del 24% para el tomate cherry.
En opinión de ASAJA queda demostrado que este producto más que una crisis puntual debido a la mayor competencia externa o al incremento productivo está padeciendo una crisis mucho más seria y que requiere de un profundo análisis. Somos los que más barato vendemos ya que usamos una estrategia basada en el precio y no en otros factores que nos proporcionarían un mayor valor añadido y una renta digna para los agricultores almerienses. Otro dato a tener en cuenta es el crecimiento en superficie experimentado en la provincia y sobre todo en zonas donde el tomate es el principal cultivo, pero donde sin embargo, se está observando que la superficie de tomate va disminuyendo y los agricultores están cambiando a plantaciones de pepino, berenjena o calabacín principalmente, por lo que podemos aseverar que la caída del precio del tomate provoca un efecto dominó sobre otras producciones que han visto incrementada su superficie por la falta de rentabilidad de este producto.