La primera parada la hicimos en el invernadero de Justo Durán para ver sus sandías. Nos comentó que por la noche metería las colmenas y a partir de ahí a esperar que vengan bien un par de semanas. “Que haga buena temperatura, sin viento, sobre todo que no sople el Levante y que no se nuble”, comentaba este agricultor ejidense que lleva 23 años con la misma perita, Felicia Salazar, una de las técnicas de SAMA que recorre a diario el campo almeriense para asesorar a sus agricultores.
Le pedí a Justo que se dejase retratar con Felicia, ya que más de dos décadas de trabajo codo con codo no se cumplen todos los días, pero no hubo manera. “No me gustan las fotos, lo siento, pero podéis echar todas las que queráis de las sandías”, nos decía poco antes de despedirnos para marchar al siguiente invernadero.
Subidos de nuevo al coche le pregunté a Felicia si es habitual llevar a un agricultor la finca desde hace tanto tiempo. Para mi sorpresa, y la de Ana, nos explicó que “en el caso de SAMA hay muchos agricultores de doble generación. Primero fue el padre al que asesorábamos y pasados los años al hijo, que ha continuado la actividad de su padre. Incluso hay abuelos, padres e hijos que mantienen la vinculación con SAMA, y a los que les llevamos el asesoramiento técnico de su explotación”.
Y justo al entrar en el siguiente invernadero, su propietario, José Milán, nos dice que primero su padre y ahora él son parte de SAMA. Me recuerda el modelo familiar del campo almeriense en su máxima expresión, y nos ponemos a echar cuentas mientras vemos el calabacín de este productor. ¡Casi 40 años suma el almacén de suministros de la familia Manzano! Primero en la calle principal de la Loma de la Mezquita, y desde principios de los 90 en sus nuevas instalaciones de Ejido Oeste, junto a la alhóndiga Agroejido.
José Milán es un agricultor que se ha especializado en calabacín y en pepino tipo Almería. “Llevo cortando Sinatra desde el 15 de diciembre y ya le llevo diez kilos”, describe mientras nos muestra su invernadero de calabacín, con una plantación muy sana y con bastante recorrido aún. “Con un poco de suerte llegaré hasta mediados de junio, poco antes de las fiestas de San Isidro, entonces llegará el momento de descansar”, añadía.
Después cruzamos a otra finca contigua para ver su cultivo de primavera, un pepino puesto del 17 de febrero. Sus primeros cortes los ha empezado esta misma semana.
Acompañamos a continuación a Felicia a la Bahía de San Miguel. Allí Ana y yo conocimos a Gabriel Maleno, lector habitual de la web con el que estuvimos comentando algunos de los últimos artículos del Nueva Delhi.
Gabriel es otro ejemplo de la fidelidad que generación tras generación que SAMA crea entre sus agricultores. “Desde que me hice agricultor hace 18 años, entonces mi padre tenía como técnica a Felicia y ahora la tengo yo”, comentaba Gabriel. Su padre, también Gabriel, se jubilará en pocos meses. Ana les hizo esta foto a las puertas de su invernadero. Dentro había melón amarillo, ya en fase de engorde. “Melón temprano que pusimos el 10 de febrero y cogeremos sobre el 10 de mayo”, añadía Gabriel-hijo.
Luego vimos otra finca de este agricultor, pero de sandía blanca. Aún con las colmenas metidas.
Y este día de campo, ayer viernes 1 de abril, lo finalizamos en un invernadero de pimiento california amarillo. Felicia nos explicó que gracias a la consolidación del control biológico en el campo almeriense los cultivos tienen más recorrido, llegando el pimiento en buenas condiciones a fechas cada vez más tardías. Esto explica que haya numerosos productores que antes iban a doble ciclo y que ahora prefieren un solo cultivo por la buena sanidad que presenta la planta en estas fechas.
Felicia cogió un par de hojas de pimiento para enseñarnos con su lupa algunos swirskii.
Ya de regreso en el almacén de SAMA pudimos retratar en una instantánea a Felicia con dos de sus compañeros del equipo técnico, Juan Francisco Lebrusán y Trini Díaz.