Dos visiones antagónicas del agua: la Administración y los comuneros

El agua es el tema más importante hoy día de la agricultura bajo abrigo. Cuestión que llevo siguiendo con especial interés, sobre todo, después de que los agricultores de la Junta Local de San Agustín (El Ejido, Almería) se pusiesen hace semanas en contacto conmigo para que hiciese las veces de presentador en una jornada sobre el agua que están organizando para este mes de diciembre. ¿Recordáis el evento que se celebró hace ahora dos años con motivo del virus Nueva Delhi? Pues será una jornada similar, intervendrán varias comunidades de regantes, un científico y un moderador, que en este caso seré yo. A todos los que os preocupe el agua, apuntadlo bien. Centro de Usos Múltiples de San Agustín, 7 de la tarde, sábado 19 de diciembre. Y luego habrá algún ‘mantecaillo’ para recordar que entramos en fechas navideñas.

Dicho todo lo anterior llevo días dándole vueltas a varias notas de prensa que me sorprenden por lo alejadas que están entre sí. Una es de la Junta de Andalucía, en la que se defiende el uso de las desaladoras para el campo almeriense; y otra que está en las antípodas y que viene de los principales implicados, los agricultores, que se oponen abiertamente ya que no quieren hipotecarse con la amortización de las obras de dichas desaladoras.

Habréis leído la semana pasada cómo Feral, que es la federación de comunidades de regantes de la provincia de Almería, lanzaba un manifiesto en el que se unía a la Coag para pedir agua de la presa de Rules (Granada) como principal opción para solucionar los problemas hídricos que se prevén en el campo. Coag y Feral se aferran a esta vía, mucho más económica para el bolsillo del agricultor, solución que ya propugnaba otra entidad como es ‘Aguas Solidarias’. Supongo que recordaréis el artículo sobre dicha asociación de nuevo cuño, en la que se integran comuneros de distintas comunidades de Las Norias, Matagorda y Balerma (muchos de ellos, no todos, pertenecen a Solponiente).

Pues de todo esto se hablará en la jornada de San Agustín. ¿Por qué no se puede aprovechar el agua del deshielo de Sierra Nevada para regar los invernaderos almerienses, vía presa de Rules? ¿Se prefiere arrojar todo ese manantial hídrico al mar, como se está haciendo hasta ahora? ¿Qué beneficios trae la desalación, para qué y para quién? ¿Se puede hacer una conducción de 29 kilómetros que una Rules y el Poniente? ¿Está finiquitado el Pantano de Benínar? ¿Cuál es la salud real de los acuíferos? ¿Se puede ‘subvencionar’ el sobrecoste del agua desalada? Etc, etc.

La consejera almeriense de Agricultura, Carmen Ortiz, asegura que “los recursos hídricos que provienen de la desalación, están infrautilizados”. Añade también que las desaladoras darán solución al déficit hídrico provincial, de modo que el modelo que concibe la Administración andaluza es el de la desalación. Incluso se da una fecha, 2027: “Con las infraestructuras previstas y en construcción, la capacidad de desalación teórica en 2027 estaría en más de 200 Hm3 al año, es decir, se superaría el déficit hídrico en esta zona”, según Ortiz. “Actualmente se estima un déficit hídrico de 179 hectómetros cúbicos, de los que 151,5 se corresponden con las necesidades relacionadas con la agricultura”, añade la nota de la Junta de Andalucía.

En el otro extremo se posicionan todas las comunidades de regantes del Poniente que se han expresado públicamente hasta ahora. Los comuneros defienden otro modelo diametralmente opuesto y más barato para el agricultor: traer el agua de Rules. Y no dejar que ese líquido se pierda en el Mediterráneo.