Papayas, mangos y muchos melones, tanto en amarillo como en piel de sapo. Brasil tiene su diana puesta en el mercado europeo, al que quiere convertir en aliado estratégico. Bajo un paraguas de país proveedor de frutas exóticas y de contraestación el gigante sudamericano ha desembarcado estos días en Madrid con un gran expositor en el que estaban representadas todas sus zonas de producción, que son muchas. Estados de norte a sur e interior con la promoción del colorido de sus banderas y sus frutas.
Una marca para todas ellas: ‘Frutas de Brasil’. Dicho distintivo era presentado en el escenario de la propia feria, lo que en nuestro país llamamos ‘marca España’ pero impulsado desde ultramar y con la clara intención de conquistar los mercados comunitarios de consumo rivalizando con nuestras exportaciones de hueso y pepita.
Los asistentes a la feria pudimos probar alguna de estas frutas. Me quedo con el melón piel de sapo – con más dulzor que el amarillo – y de carne dura. Crujiente. Buen comportamiento en logística intercontinental y con mucha vida.
La noche antes varias decenas de empresarios arroparon la presentación de la marca. Entre ellos también había un marquista español de reconocido prestigio. Pepe Bollo. Según me describió se suministra de melón brasileño desde finales de septiembre hasta marzo. A partir de ahí la ruta de aprovisionamiento lo lleva a Senegal hasta mayo. Y de ahí por orden vendrían Almería, Murcia y La Mancha.
Al hilo de todo esto concluyo con una idea. ¿Es posible el comercio a la inversa? ¿Puede ser el gran Brasil, ese mercado emergente catapultado hacia las alturas por los analistas de la macroeconomía, un cliente de perecederos españoles?
Recuerdo ver en Barcelona, este verano, los melones Bollo por todos lados. No sé de donde procedían pero había por ahí un melón de origen nacional que se hizo irresistible para los que lo probaron, incluso pude comprobar que aprovechando el tirón de dicho melón se estaba vendiendo otro melón murciano mezclado en las cajas de aquel, aunque para los que los conocemos se ve a primera vista cual es uno u otro.