Y Coexphal, por supuesto. No en vano ambas, la Fundación Cajamar y la Asociación de Empresas Cosecheras-Exportadoras de productos hortofrutícolas de Almería, llevan ya muchos años organizando periódicamente jornadas y seminarios sobre cuestiones de agricultura. Esta mañana la popularmente conocida como Casa de las Mariposas (Almería), propiedad de Cajamar, estaba abarrotada por 250 profesionales del sector ansiosos por conocer las últimas novedades sobre el manejo del cultivo en el invernadero.
Con el apellido de ‘planta, agua y clima’ esta jornada ha reunido a 250 personas. Gran parte de ellos técnicos, pero en esta particular aula ‘magna’ también había muchos estudiantes del agro, tomando nota de las sesiones magistrales de los ponentes. Destacó la charla de Francisco Alonso, doctor ingeniero agrónomo por la Universidad de Almería, que estuvo este último año contratado por la Universidad de Wageningen (Holanda), gracias a una beca del Ifapa, Instituto Andaluz de Investigación Agraria y Pesquera. Alonso describió cómo la tecnología aplicada a los invernaderos holandeses se traduce en mayor productividad e ingresos extra.
Sin embargo, los productores almerienses (extrapolable el fenómeno también al resto de Andalucía y España) apenas invierten en el control del clima, que es el elemento determinante del modelo holandés de agricultura protegida. En España la mayor parte de las inversiones están referidas al cambio de plásticos (casi la mitad del presupuesto), a la mejora de las estructuras o al riego. La asignatura pendiente, en este sentido, sería la apuesta por incorporar el CO2.
Ese futuro más tarde o temprano llegará, quizá de la mano de una nueva generación de agricultores que den ese salto cualitativo necesario. Y lo hará con el impulso de la Universidad Agrícola de Almería, que se llama Fundación Cajamar. O lo que es lo mismo, sinónimo de Universidad Agrícola de España.
Posdata. Asistentes a la jornada técnica celebrada el 22 de enero de 2013 en las instalaciones de la Fundación Cajamar, situadas en la capital almeriense.
Es lógico de que los holandeses se centren en el control del clima, ya que es su factor limitante. En Almería lo es más el agua, o la resistencia de la propia estructura ante los vientos. Pero, no te apures, esta agricultura es capaz de estar «parada» durante 10 años y de pronto, en 6 meses, ponerse las pilas y dar un giro de 180 grados. Sólo han de darse las condiciones apropiadas (o sea, malos precios, cierre de mercados o similar).
Muy buenas, David, gracias por participar en este foro. Comparto tu idea, el ‘modelo Almería’ ha ido reinventándose constantemente y lo ha hecho siempre que se ha visto ante un precipicio. No ha habido la misma suerte en otras zonas productoras del Levante español, como Valencia o Murcia. Llamativo es el caso murciano y la desaparición de sus empresas tomateras ante la competencia marroquí. Pero en el campo almeriense, como bien dices, los giros de 180 grados son habituales. Es también una característica de la flexibilidad del modelo y al mismo tiempo reflejo de su fortaleza.